Una vida
plena y sin sufrimientos, es una de las consignas más grandes que el mundo nos
da, en contadas ocasionas se utilizan las redes sociales o los medios de
comunicación para mostrar las aflicciones que en nuestra humanidad tenemos, por lo general vemos lo que yo llamo “vidas perfectas”.
Por otro
lado, la biblia muestra en la mayoría de sus líneas señales de sufrimiento en muchos hombres que fueron fieles servidores de Dios como por
ejemplo José quien fue vendido como esclavo por sus hermanos (Génesis 37) o Job
que perdió todas sus posesiones, la vida de sus hijos y su salud (Job cap.
1-2).
Lo más
impactante, es que Jesús, siendo el hijo de Dios fue despreciado y
desechado de los hombres, varón de dolores y experimentado en aflicción (Isaías
53-3), lógicamente se podría pensar que esto no tiene mucho sentido, ¿Quién
querría vivir una vida llena de sufrimientos?
La
respuesta creo que es obvia, sin embargo, todas las personas tenemos
sufrimientos, algunas más que otras, pero nadie tiene esa “vida perfecta” que
puede aparentar, porque simplemente las aflicciones son inevitables y en
algunos casos necesarias, aunque cueste créelo, te cuento lo que he aprendido
sobre el tema.
¡Empatía!
Si vemos
que alguien está sufriendo lo primero que deseamos es darle consuelo y una
palabra de aliento, que puede ser contestada con frases como: “no sabes por lo
que yo estoy pasando”, “no sabes cómo me estoy sintiendo” o “no puedes
entenderme” … y puede que sea verdad.
La
realidad, es que cuando atravesamos una situación difícil buscamos hablar con
alguien que tenga un antecedente similar para que simplemente nos pueda
entender. Por ejemplo, yo no considero que en mi vida haya
tenido grandes sufrimientos como para consolar desde la empatía a otra persona
que me cuente una situación difícil o trágica, más allá de mi oración, palabras
de aliento o un abrazo.
Y
esa me parece una de las respuestas claves de porque Dios permite que pasemos
por situaciones difíciles, de esta forma él puede usarnos para ser de bendición
en la vida de alguien más, haciéndonos más sensibles y cercanos a los otros
puedan estar sintiendo, porque en algún momento vivimos algo similar.
Cuando
leía la historia de la muerte y resurrección de Lázaro, pensaba ¿por qué Jesús
lloro? (Juan 11:35) si sabía que iba a revivir a su amigo, después de largo
tiempo comprendí que Jesús quiso expresar que no era indiferente al dolor
humano, que también padecía nuestras aflicciones, en pocas palabras, que él nos
entendía.
A Jesús,
sus treinta y tres años de vida y sufrimientos lo convirtieron en un “experimentado” en la aflicción, por esta razón él puede entender el dolor que estas sintiendo,
abrazarte, llorar contigo y darte el consuelo que necesitas.
¡Transformación¡
Han oído
decir que “el dolor cambia a la gente”, pues la verdad sé qué tan cierto sea
eso, pero una vez vi algo que les quiero compartir, en uno de mis primeros
trabajos uno de mis jefes llevaba algunas veces a su hijo que momento tendría
unos seis añitos a la oficina, cuando el pequeño se le acercaba a decirle algo,
él le decía: ahorita no puedo estoy ocupado (como en las películas).
El niño
siempre se quedaba con su videojuego recorriendo las oficinas
mientras el papá “ocupado” trabajaba; un tiempo después ya yo había dejado de
trabajar en lugar, me enteré que un camión había atropellado a mi ex jefe justo
cuando iba de camino a su trabajo, tuvieron que hacerle muchas operaciones,
pero afortunadamente logró recuperarse.
Tiempo después, veo en sus redes sociales que hubo un cambio radical en su vida o
al menos eso mostraba, comenzó cuidarse, a mejorar sus hábitos alimenticios, y
transformó por completo la relación con su hijo constantemente compartía fotos
teniendo tiempo de calidad juntos y diciendo lo feliz que se sentía de ser
papá.
¡La verdad eso me impactó! Dios en su soberanía permite las situaciones
difíciles para transformar nuestro corazón y también para por
medio de ese dolor hacer algo mucho más grande de lo que podamos
ver.
Antes de
que Jesús naciera, el pueblo judío tenía mucho tiempo esperando a ese rey que
vendría a salvarlos de las cadenas del imperio romano que para ese momento los
mantenía oprimidos, sin embargo, el mesías resulto todo lo contrario a lo que
se esperaba.
Jesús
siendo ese salvador tan anhelado, sería burlado, escupido y vería muerte
en una cruz (Marcos 10, 32-38), así como los esclavos, rebeldes o
delincuentes de aquellos años. Ésta idea era una idea muy difícil de comprender
para sus discípulos en un principio, sin embargo, Jesús tenía muy claro que su
propósito no era solo salvar al pueblo judío, él vino a salvar el mundo.
La cruz, era considerada uno de los sistemas más humillantes de tortura y ejecución en
la época, Jesús la tomo y por medio de su sufrimiento, la transformó en la esperanza
de vida que hoy podemos tener.
¡Eternidad!
Si bien
todo lo que mencioné anteriormente de porque sufrimos es importante, lo que siempre debemos tener presente es que no importa cuál sea la situación nos
encontremos, Dios siempre está con nosotros, dándonos esa paz que sobrepasa
todo entendimiento. (Filipenses 4:7)
Hace un
tiempo, mi abuelo tuvo un ACV que lo mantuvo en cama durante más de un año, la
última vez que estuvo hospitalizado, yo me quede a cuidarlo algunas noches
(solo permitían quedar a una sola persona).
Mi temor
más grande cada noche es que mi abuelo muriera cuando yo estaba acompañándolo, o que vencida por el cansancio me quedará
dormida y algo pasará, en ese momento creo que tenía tanto miedo que ni siquiera
era capaz de orar, solo le decía a Dios que me ayudará porque estaba asustada.
Curiosamente,
esas noches fueron de sus noches más tranquilas y estables que tuvo mi abuelo,
pude hablarle, leerle y orar con él, literal pude experimentar esa paz que
sobrepasa todo entendimiento, quizá si no hubiese estado en esa situación tan
complicada, no la habría sentido.
En esa
oportunidad Dios utilizó mi sufrimiento para que me acercará a él de forma genuina,
me proveyó la tranquilidad que necesitaba y me permitió orar por la salvación
de otra persona…. Mi abuelo fue ateo hasta 10 días antes de
morir.
“Decimos que creemos en la
eternidad, pero vivimos como si no existiera”
Fue una
frase que escuche en una predica de Itiel Arroyo, y cambió mi perspectiva de ver
la vida. Jesús no prometió una vida sin sufrimientos, al contrario, dijo que en
este mundo tendríamos aflicciones, pero también dijo que él ha vencido al mundo
(Juan 16:33).
Vivimos
enfocados en evitar el sufrimiento, y cuando nos ocurre nos avergüenza
mostrarnos débiles y vulnerables ante los demás. ¡Sufrir está permitido! Pero
nunca olvides que es y será momentáneo, pero ¡nos producen una gloria que
durará para siempre! (2 Corintios 4:17)
Jesús
sufrió mucho para regalarnos esa vida plena, no vivamos como si nuestra estadía
en la tierra fuera para siempre y como si lo eterno no existiera.
"Me
has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia,
y de dicha eterna a tu derecha." Salmos 16-11
HERMOSO. DIOS TE BENDIGA Y TE COLME DE SALUD, FELICIDAD, ABUNDANCIA Y VIDA PLENA. TE AMO.
ResponderEliminarEa verdad, a veces es necesario pasar por momentos difíciles en la vida para poder cambiar nuestra actitud y desarrollar la empatie con el prójimo.
ResponderEliminarEmpatía*
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